viernes, 14 de agosto de 2015

Gira mágica y misteriosa por Liverpool

Liverpool is the centre of the consciousness of the human universe. 
(Liverpool es el centro de la conciencia del universo humano)
Allen Ginsberg (poeta estadounidense), 1965.


“¿Para qué vas a ir a Liverpool?”, me preguntaron en uno de mis viajes por Reino Unido con cara de ¿hace falta dejar Londres para ir a una ciudad en la que no hay nada? Es que no puedo estar en Inglaterra y no ir a Liverpool. Ya sé! Los Beatles ya no están ahí, todo lo que voy a encontrar va a ser el post-marketing de una banda que ya no existe en la vida real, no me voy a cruzar ni con Paul ni con Ringo ni con sus familiares o ex novias, no va a ser más que una ciudad que alguna vez fue la cuna de mis artistas preferidos. Pero no puedo no ir. Uno de los mandamientos Beatles es irás a Liverpool al menos una vez en tu vida. Así que entendeme, Liverpool me espera desde que nací.
Mentiría si digo que no fui con expectativas. Fui con todas las expectativas del mundo. No tanto de ver o hacer o encontrar algo en particular, sino de estar en el mismo espacio físico que alguna vez estuvieron ellos. Porque si los Beatles surgieron en Liverpool fue por algo, no surgieron en Buenos Aires ni en Tokio, sino en esa ciudad industrial inglesa que fue el lugar justo en el momento indicado. Porque en realidad no es que Los Beatles nacieron en Liverpool, Liverpool (al menos para mí) nació en Los Beatles.
Era mi segunda vez en Reino Unido, pero en relación con la primera ahora me encontraba en Oxford donde me radicaría por dos meses realizando un curso intensivo de inglés junto a unas amigas, por eso al llegar el fin de semana armábamos nuestras mochilas y nos íbamos en busca de otras ciudades inglesas. Ese fin de semana le toco a Liverpool, si bien de mi grupo yo era la más fanática del mundo Beatle a mis amigas también les entusiasmaba mucho la idea de experimentar otra gente, otra ciudad en fin otro climax.
Y fue así... ese viernes a la tarde ni bien terminamos la cursada nos tomamos un coach bus y en casi seis horas llegamos a destino, bordeando las afueras las afueras de la ciudad, pasamos por una zona de fábricas, espacios abiertos y casas puestas en fila como fichas de dominó. Mientras el coach nos contaba que era una ciudad la cual tuvo muchos problemas sociales y de desempleo, pero hace un tiempo que estaba mejorando. Que no tenía nada que ver con Londres, y que lo que lo motivaba a vivir allí era por el hecho de sentirla una ciudad más real y su gran movida cultural. - "La gente no quiere quedar bien con nadie, pero a la vez es amigable. Ya van a ver”. Nos dijo.
Seguimos nuestro recorrido, y al escuchar la próxima parada no pude evitar una mezcla entre emoción y escalofríos en mi cuerpo, pasaríamos por la casa que lo vió nacer y donde paso sus primeros años de vida John Lennon, con todo lo que eso implica y lo que él implica en mí. Allí estaba algunos metros más, una casa gris con tejas marrones con fanáticos, turistas, niños a su alrededor tomando fotos.
Después de sacar unas 20 fotos de todos los ángulos posibles de aquella casa, la segunda parada fue The Cavern (nota: The Cavern es el bar donde tocaron Los Beatles durante sus inicios y donde fueron descubiertos por Brian Epstein, quien luego sería su manager). Ahora sí, comenzaríamos la gira mágica y misteriosa por Liverpool! 
Cuando llegamos al centro nos recibió una gaviota. Cierto que esta es una ciudad portuaria, pensé, y ya me cayó bien la gaviota. A primera vista, me pareció una ciudad muy poco pretenciosa, y eso me gustó. Fuimos derecho a Matthew Street, lo que debe ser la calle más comercial de la ciudad pero por una buena razón, ahí está ubicado The Cavern. Y cuando me encontré cara a cara con la escalera que bajaba al club donde tantas veces tocaron los Beatles sentí una emoción que hacía tiempo no sentía por nada. Bajé saltando, sonriendo, temblando y me encontré con ese escenario de techo redondo tan reconocible, que vi tantas veces en fotos y en videos en blanco y negro. Había un hombre tocando temas de los Beatles (obvio). The Cavern tiene música en vivo todos los días casi a toda hora. Si son fans de los Beatles vayan a The Cavern (segundo mandamiento Beatle: entrarás a The Cavern y te quedarás escuchando a la banda que esté tocando). Mi visita a Liverpool valió la pena solo por ese momento, pero todavía faltaban más cosas.
Salí a la calle y entré al primer Beatle shop que vi. Bueno, acá es donde pierdo todo tipo de razón y me vuelvo una potencial compradora compulsiva de cosas que no me van a servir pero sin las que no sé cómo viví estos años. El lugar era una sobredosis de estímulos: Ahhhh! Un vestido con dibujos de Yellow Submarine. Ahh! Cajitas de lata con las tapas de los discos. Ahhh! Fotos de la época. AAAHHH! Muñequitos delantales valijitas botas imanes libros remeras tasas cajas más muñequitos tantas cosaaaas. Agarré, toqué, sacudí, miré, fotografíe, me probé todo lo que pude y compre obvio! 
Me puse a charlar con el vendedor. Me contó que trabajaba ahí desde 1985, es decir que hace casi 30 años que escucha a los Beatles todos los días. It’s just background noise now. A few months after working here I sold all my Beatles records, I don’t want to listen to them at home. I don’t have any Beatles stuff, they were never my favourite band. (Son sólo ruido de fondo para mí. Unos meses después de empezar a trabajar acá vendí todos mis discos, no quería escucharlos más en casa. No tengo nada de los Beatles, nunca fueron mi banda preferida.) Y sí, cualquier cosa en exceso termina saturando, supongo. Yo no sé si soportaría 30 años escuchando la misma música en repeat (por más que sean Los Beatles). Aunque a la vez se me vino la frase de la película El secreto de sus ojos: “Podes cambiar de vida, de casa, de novia, de familia o religión. Pero hay una cosa de la que nadie puede cambiar: de pasión”. Habría que ver qué pasa después de 10 950 días escuchando las mismas canciones.
Unas horas más tarde, luego de caminar un poco por el centro con mis amigas decidimos explorar un poco más la ciudad ya que el coach nos había dado piedra libre para hacer lo que quisieramos hasta la hora de vuelta a Oxford. Entonces busqué Strawberry Field en el mapa y seguí las indicaciones. ¿Qué es Strawberry Field? Además de una de las canciones más conocidas de los Beatles ("Strawberry Fields Forever"). Strawberry Field era un hogar de niños del Ejército de Salvación, ubicado en uno de los suburbios de Liverpool, muy cerca de la casa de John Lennon. Parece que de chico, John jugaba con sus amigos en el parque detrás del edificio, e iba todos los veranos a la fiesta que organizaba el Ejército de Salvación en el jardín del lugar. De esas memorias surgió la canción. Strawberry Field cerró en el 2005 y hoy quedan las réplicas de las rejas de entrada.
De ahí nos fuimos caminando hasta Penny Lane (sí, esa, la de la canción). En alguna parte del trayecto pasamos por al lado de una cancha de fútbol donde un montón de pibes jugaban un partido. Si hay algo que me causa gracia (y me encanta) es el acento de los scouser (así se le dice a la gente de Liverpool). Si escucharon a cualquiera de los Beatles hablar, ya lo conocen, y sino tengan en cuenta esto: se escribe Liverpool pero se pronuncia algo así como “livapu”. Y llegamos a Penny Lane, debe ser, junto con Abbey Road, una de las calles más famosas del mundo, pero lo que me gustó es que no había nadie cruzando el paso de cebra ni haciendo fila para sacar una foto. Era una calle común y corriente. La caminamos de punta a punta.
Seguimos caminamos hasta la esquina, y nos encontramos con un policía vestido de naranja que estaba cortando el (poco) tráfico y él solo me empezó a hablar (y si mi apariencia turística junto con mi cara de no se para donde seguir le fue muy obvia). Me preguntó si estaba buscando algo en particular, le dije que estábamos haciendo un walking tour independiente de los Beatles. Me hizo señas de que me pusiera al lado de él (en medio de la calle, mientras cortaba el tráfico), extendió el brazo y empezó a señalar: - "So you see there, that’s the shelter in the middle of a roundabout. Down the road there’s St Barnabas Church, where Paul McCartney sung as a choir boy and then stood as best man when his brother got married. And that way, you already saw, is where John Lennon went to school". (Ves allá, ese es el refugio en el medio de la rotonda - nota: en inglés, esas son las palabras exactas que aparecen en el tema Penny Lane. Más allá está la iglesia St Barnabas, donde Paul McCartney cantó en el coro juvenil y luego fue padrino en el casamiento de su hermano. Y allá, de donde venís, está el colegio al que fue John Lennon).
Y agregó: - "Paul and John used to meet at the bus stop here to go together to the center of the town. But you won’t find the Beatles here anymore!" (Paul y John se encontraban en la parada del bus para ir al centro de la ciudad. ¡Pero ya no vas a encontrar a los Beatles acá!) . No. Pero puedo seguir escuchando sus letras, y esta vez en el lugar donde surgieron…
Nuestra cuarta y ultima parada, fue la visita al museo Beatle’s Story, donde hay réplicas a tamaño real de The Cavern, el estudio de grabación de Imagine, el submarino amarillo, la tapa de Sgt. Pepper, entre otras cosas, Liverpool me gustó mucho. Me pareció una ciudad bien inglesa, real, con mucho arte y gente amable. 
Dedicamos nuestras últimas horas a caminar por el centro y alrededores. Fuimos al puerto, al museo y en general deambulamos por ahí. Me llamó la atención que había grupos de gente muy bien vestida (como si estuvieran yendo a una fiesta de casamiento), y después me enteré que estaban yendo a ver las carreras de caballos (un deporte, para ellos, tan importante como el fútbol). Hasta que se hizo la hora de encontrarnos con el coach tour para dar la vuelta. Pero bueno, como todos sabemos todo lo que empieza, también termina y Oxford nos esperaba de nuevo junto con otro fin de semana al que planearle otro destino, donde iríamos? Prefiero reservármelo para otro posteo de Una Vida En Maletas. 
Esta historia continuará...

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